Mi cerebro
es una farmacia de emociones
abierta veinticuatro horas,
pensamientos
que despacho sin receta, cayendo rendidos
al filtro del alma:
algo de “yo no puedo”
cada lunes,
un poco de “yo sí puedo”
cada martes,
según me dé.
- José María Garrido, La Química o el Amor -
No hay comentarios:
Publicar un comentario